Esta fue mi primera lectura del 2021, debía elegir un bestseller según el calendario del club de lectura #yoleoloquemedalagana al que me integré en facebook hace poco. Elegí esta novela por la fama que tiene y por la bonita edición que cayó en mis manos, pero no es el tipo de libro que suelo leer. Estuve renegando de la historia mientras leía porque no soporto los triángulos amorosos y Victoria me sacaba de quicio. Por fortuna, al final se aclara o adquiere sentido el comportamiento de algunos personajes y los últimos capítulos fueron tan interesantes que los leí sin parar. El único protagonista por el que me encariñé fue Jack. Y mis personajes favoritos fueron los dos mentores, Alsan y Shail, a quienes es fácil shippear sin remordimiento. Si tan solo no tuviera romance adolescente con diálogos melosos, sería un libro perfecto. También me resultó poco atractivo que se pueda adivinar todos los misterios diez capítulos antes de que los protagonistas se den cuenta o que se repitan cos
La crisis del coronavirus ha llegado a la mayoría de los países y ayer se reconoció que ya estaba en Venezuela. La sensación que tengo es la de estar en un autobús sin frenos, con un drogadicto sádico al volante, atravesando un campo minado rumbo a ninguna parte. Al menos en algunos países tienen gobiernos con la mínima disposición de utilizar sus recursos para detener la pandemia, aquí vemos con claridad que van a usarla para un mayor control social, desarticular a la oposición más de lo que ya está y seguir violando derechos humanos con más impunidad porque estamos en "cuarentena". Como prueba de su falta de sentido común y absoluta ausencia de voluntad para buscar soluciones efectivas, una de las órdenes de Maduro ha sido que debemos usar mascarilla para viajar en el metro de Caracas. Un metro que está sucio y con escaso personal, por cierto. Aquí la mayoría de la población no puede costear mascarillas y tampoco puede sobrevivir sin trabajar porque vive al día.