Estoy agotada. Drenada. Sin fuerzas... Es admirable cómo funcionamos los seres humanos, una vez que pasa la batalla viene el pase de factura de todas las energías invertidas.
Todavía no logro asimilar que terminé la universidad. Para mí es otra etapa nada más. No es mi primera carrera y ya tengo trabajo. Aunque supone un aumento de sueldo cuando presente el título.
Pero es el fin de una temporada en que estaba constantemente haciendo equilibrios entre el trabajo, la familia y los estudios. Mis estudios salieron perdiendo la mayoría de las veces.
A todo hay que sumar que fue una constante batalla con ese deficit de atención que no sé si es parte o un agregado de mi condición Asperger. Hizo que el camino fuera cuesta arriba. Creo que sólo dos de mis compañeros entienden este punto por tener dificultades semejantes.
Compadezco a los niños con deficit de atención, a los hiperactivos y sobre todo a los Asperger que tienen que estar atrapados en un salón de clases con maestros que no tienen idea de cómo tratarlos.
Tuve suerte en mis estudios de primaria y secundaria: al Sistema sólo le importaba el 20 en los exámenes y pocas veces los maestros hacian algo respecto al hecho de que rara vez hacía tarea y no ponía atención en clase, de hecho dibujaba o inventaba historias; para los examenes estudiaba el mismo día en la madrugada.
Hasta que llegué a la universidad no supe lo que era dificultades para estudiar. No me di cuenta que era incapaz de controlar mi concentración, que no sabía cómo encenderla o apagarla. Que no sabía prepararme para una clase. Que leía dos líneas de un parrafo y ya saltaba al espacio rumbo a alguna epopeya interestelar...
Tengo una gaveta llena de cuentos, novelas, obras de teatro y mangas por desarrollar. Aunque debo reconocer que la mayoría de estos borradores los hice antes de entrar a la universidad, cuando estaba atrapada en un mundo plano, con gente que gastaba sus dos únicas neuronas activas en hacerle la vida imposible a los demás y yo era una "de más"
La universidad me salvó de esta gente, me permitió conocer personas con las que estoy en sintonía intelectual y espiritual. Aunque no todo fue lindo, hay que dar gracias por el horizonte amplio que me regaló.
Ahora espero recargar las baterias y ver qué me espera para el próximo curso
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