La crisis del coronavirus ha llegado a la mayoría de los países y ayer se reconoció que ya estaba en Venezuela. La sensación que tengo es la de estar en un autobús sin frenos, con un drogadicto sádico al volante, atravesando un campo minado rumbo a ninguna parte.
Al menos en algunos países tienen gobiernos con la mínima disposición de utilizar sus recursos para detener la pandemia, aquí vemos con claridad que van a usarla para un mayor control social, desarticular a la oposición más de lo que ya está y seguir violando derechos humanos con más impunidad porque estamos en "cuarentena".
Como prueba de su falta de sentido común y absoluta ausencia de voluntad para buscar soluciones efectivas, una de las órdenes de Maduro ha sido que debemos usar mascarilla para viajar en el metro de Caracas. Un metro que está sucio y con escaso personal, por cierto. Aquí la mayoría de la población no puede costear mascarillas y tampoco puede sobrevivir sin trabajar porque vive al día.
Y no, nuestro sistema de salud no está quebrado por el bloqueo, tiene años en crisis por mala gestión, lo mismo que todas las empresas de servicios básicos del país. Imaginen combatir el coronavirus sin agua para lavarse las manos o trabajar desde casa sin luz o con el internet más defectuoso del mundo. Casi hay que reírse para no llorar.
Estamos atrapados.
La miseria y la dictadura asustan más que el coronavirus.
Pero ánimo, que los venezolanos somos como cucarachas que sobreviven a todo adaptándose. Claro que el problema es que de tanto adaptarnos a estas condiciones inhumanas perdamos la humanidad.
Por lo pronto… tengo un nudo en el estómago.
Mucho ánimo y gracias por seguir escribiendo
ResponderEliminarTerrible situación por la corrupción política y la ideología nefasta.
ResponderEliminarArgentina va por el mismo rumbo decadente y se agrava por esta pandemia.
Nuestro gobierno tiene como maestros a Cuba y Venezuela. Vamos en caída libre hacia la pobreza y adoctrinamiento de la mayoría.
Saludos cordiales.